Marketing 1.0: ¿Aún queda algo?

En los últimos años, se han producido cambios profundos en el campo del marketing, especialmente con respecto a la aparición de Internet o las redes sociales digitales. La práctica del marketing evoluciona dejando atrás el modelo de marketing 1.0, para avanzar hacia el 2.0, 3.0 y hasta 4.0 que ya se empieza a afianzar.

El proceso ha sido gradual y ha requerido de una reconsideración de los conceptos y herramientas de marketing tradicionales. El mayor cambio es el que tiene que ver con el paso de un enfoque de marketing masivo a través de productos estandarizados a un enfoque de marketing más personalizado que propone ofertas individuales específicas y personalizadas.

¿Por qué el marketing 1.0 ha quedado obsoleto?

El consumidor ha cambiado su comportamiento, se ha vuelto más exigente y volátil. El marketing debe adaptarse y hacer frente a esta nueva realidad, causada por los nuevos hábitos digitales y el acceso a la información, si quiere que las marcas logren estar más cerca de sus clientes y, al mismo tiempo, adaptarse a sus necesidades.

Con el marketing 1.0 es difícil permanecer relevantes hoy día, en un momento en que la clave del éxito está en:

• La persona, y no el producto.
• La participación y colaboración, y no la imposición.
• Una visión colaborativa cultural e inteligente de red, y no una óptica puramente comercial.

Y es que el marketing es una disciplina en constante cambio. Ha evolucionado con el tiempo, en un proceso marcado por numerosas innovaciones. Cuando imperaba el marketing 1.0, la función principal de esta área era apoyar la producción teniendo en cuenta los componentes financieros y de recursos humanos. Todas las acciones y prácticas estaban relacionadas con la gestión de productos, en base a componentes como: desarrollo de productos, fijación de precios, promoción y distribución. En esta etapa, el marketing era solo táctico.

Pero llegó la incertidumbre del contexto económico. Le siguieron la escasez de demanda y el cambio en el comportamiento del consumidor, forjando un escenario en el que la gestión de la oferta no podía mantenerse de la forma tradicional y los esfuerzos de marketing habían dejado de dar los frutos esperados.

Se hacía necesario hablar de segmentación, orientación y posicionamiento. La óptica limitada del marketing 1.0 necesitaba evolucionar y priorizar su componente estratégico.

Con la globalización y el desarrollo de la tecnología de la información e Internet la comercialización se volvió altamente receptiva y escalable. En este contexto, los consumidores ya podían interactuar y compartir información entre ellos, sin incluir a las empresas en sus búsquedas necesariamente. Esto supuso el fin de las herramientas de marketing tradicionales.

Cuando ya no es probable hablar del marketing 1.0 empieza a ser habitual referirse al marketing de las emociones, al neuromarketing y otros conceptos nuevos. Las emociones humanas y todo lo que personifica al individuo se pone en el centro de la estrategia.

Hoy día, ese primer enfoque de marketing 1.0 transaccional, anónimo, intrusivo y enfocado en un público masivo ha quedado eclipsado por sus nuevas versiones, las que resultan de una nueva revolución industrial basada en el auge de las tecnologías de la información y la comunicación, las que, como el marketing 4.0, abrazan la innovación para seguir entregando buenos resultados.

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