Expertos VIU: Posibles peligros epidemiológicos y de salud en las zonas afectadas por la DANA
Sin duda, una de las grandes preocupaciones en las zonas afectadas por la reciente DANA, es el potencial peligro sanitario que pueden generarse en estas. Las aguas estancadas, el barro y los múltiples daños diversos en las infraestructuras y entornos; se han unido a la proliferación de informaciones poco veraces o directamente falsas en diversos canales, especialmente digitales y redes sociales, para crear un clima de incertidumbre e inquietud. Por ello, con el fin de contribuir a la aportación de información veraz y útil en un momento como este, hemos contactado con un grupo de expertas y expertos de nuestro Máster Oficial en Epidemiología y Salud Pública para que nos aclararan algunas dudas frecuentes respecto a este tópico. Las siguientes respuestas han sido elaboradas en conjunto por la Dra. Leda Pedelini Gassman, directora del máster, y los coordinadores del mismo, Dra. Elisabet Navarro Tapia y Dr. Raimundo Seguí López-Peñalver.
Desde un punto de vista epidemiológico y de salud pública ¿Cuáles son las mayores amenazas que puede provocar una situación como la que ha causado la DANA de Valencia en las áreas afectadas?
Aparte del lamentable coste en vidas humanas y bienes materiales, la salud mental de los afectados es uno de los puntos críticos a la hora de abordar una catástrofe natural como la acontecida, que pueden mostrar signos de estrés postraumático, ansiedad e incluso depresión. En lo que se refiere a la integridad física, en una circunstancia así, en la que se ha visto afectado el acceso al agua potable de algunas de las poblaciones, o donde el aislamiento ha imposibilitado la correcta limpieza y tareas de desinfección, con el paso de los días, aumenta el riesgo de infecciones que se asocian a la ingesta de agua o comida contaminada por bacterias como E. coli, Salmonella o Shigella. Estos patógenos (entre otros virus, bacterias y parásitos) pueden provocar cuadros de gastroenteritis de mayor o menor severidad, dependiendo de la cantidad que se ingiera y de las condiciones inmunológicas de la persona afectada. Además, puede aumentar el riesgo de transmisión de hepatitis A, o algunas enfermedades transmitidas por vectores ante el posible aumento de población de mosquitos en las aguas estancadas.
¿Qué medidas de salud públicas deben tomarse para prevenir cualquier tipo de brote infeccioso o contaminante que tenga el potencial de desembocar en un foco epidémico?
Para prevenir el riesgo de enfermedades gastrointestinales, se deben desechar los alimentos que hayan estado en contacto con agua de las inundaciones, priorizar un suministro de agua segura para cocinar (agua embotellada o agua del suministro de la red pública si está disponible) y lavarse las manos antes de cocinar y antes de comer, así como usar mascarilla en la medida de lo posible, para evitar tanto contactos involuntarios con aguas contaminadas como la propagación de virus respiratorios, algo que se ve facilitado en condiciones de humedad y hacinamiento en albergues o viviendas con daños.
Y a nivel personal ¿Qué pueden hacer los habitantes de las zonas afectadas para disminuir en lo posible la creación de focos infecciosos y protegerse a sí mismos de posibles infecciones o peligros para la salud?
A las personas que viven o que están realizando tareas voluntarias en zonas afectadas se les recomienda usar botas, guantes y mascarillas, evitando el contacto con boca y mucosas. Es importante protegerse del agua de inundación porque podría contener objetos físicos, cables del tendido eléctrico, desechos domésticos e industriales (biológicos, químicos, etc) que pueden ser peligrosos. Es fundamental no consumir agua no potabilizada, así como evitar la ingesta de alimentos que puedan haber estado en contacto directo con el agua de la inundación.
En este momento aún circulan multitud de informaciones y advertencias, sobre todo en redes sociales, respecto a diversos supuestos peligros, como el que cadáveres de personas y animales constituyan un foco de infección, que se produzcan epidemias de enfermedades contagiosas como tifus, cólera o hepatitis; o el peligro que puede entrañar el tétanos ¿Qué hay de cierto en estas informaciones? y en el caso de las que representen un peligro real para la salud ¿Qué puede hacer la población para protegerse frente a estas?
Un cadáver posee menor riesgo infecto-contagioso que un vivo infectado. Si bien la descomposición de cadáveres puede generar bacterias y olores desagradables, el riesgo de que causen epidemias es bajo. Las principales enfermedades que se transmiten por contacto con cadáveres (como ántrax, peste, cólera o tifus) son raras en España, por lo que prácticamente no hay riesgo de epidemias de este tipo, a diferencia de lo que ha ocurrido en otras zonas del planeta ante eventos climatológicos similares. En cambio, el tétanos, cuya bacteria causante puede entrar al organismo a través de heridas contaminadas con tierra, polvo o heces, sí puede ver aumentada su prevalencia en situaciones de desastre con mayor probabilidad de sufrir heridas en contacto con materiales contaminados, para lo que la correcta pauta de vacunación es una herramienta de prevención fundamental.
En esta misma línea ¿En qué debería fijarse la población a la hora de informarse sobre estos temas? ¿Cómo pueden saber que la información que están recibiendo proviene de una fuente veraz? ¿Recomiendas algunas fuentes o recursos informativos en particular?
Debemos guiarnos siempre por los canales oficiales de información (sea TV, radio o redes sociales) y seguir las recomendaciones de los organismos gubernamentales y de Salud Pública (Ministerio de Sanidad, Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública de la Comunitat Valenciana, ayuntamientos de las zonas afectadas, RTV Valenciana, À Punt), organizaciones internacionales como la OMS… Además, es recomendable verificar siempre la credibilidad de la información y contrastarla con otras fuentes.